Entrevista del periodista Hugo Alconada Mon a Edward Snowden, consultor tecnológico y ex empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), quien denunció, en 2013, a estos organismos por las prácticas ilegales de espionaje, seguimiento y vigilancia masiva de millones de personas en todo el mundo.
La entrevista se llevó a cabo en el marco de la Jornada “El sistema de inteligencia nacional. Desafíos de la democracia”, organizada por ICCSI.
La conversación duró más de una hora y media y pasó por temas y preguntas como: ¿Cuál es la situación de los organismos de inteligencia en el mundo? ¿Qué cambió en los últimos años a partir de la incorporación de nuevas tecnologías para el espionaje masivo? ¿Cuáles son los mecanismos de control de los sistemas de inteligencia y qué límites tienen? ¿Cuál es la importancia del control ciudadano? ¿Cómo lograr más transparencia en un sistema caracterizado por el secreto?, ¿Cómo limitar el secreto? ¿Dónde debe estar la frontera entre el interés de proteger la seguridad nacional y la defensa del derecho a la privacidad? ¿Cuál es el límite temporal a la clasificación de información de seguridad? ¿Cuáles son los riesgos de la recolección masiva de datos?, etc.
En ese marco, Snowden destacó que: “En todos los países donde vemos una agencia de inteligencia fuerte y secreta, vemos abusos”… “Ni los tribunales ni los congresos logran poner límites”. De allí la importancia del control ciudadano. El especialista insistió en que «la condición de secreto debe ser una herramienta de último recurso», porque en el “poder del secreto” se amparan los abusos. También hizo hincapié en que el poder de los organismos de inteligencia se expande en el mundo bajo la excusa de la “seguridad nacional”, cuyo interés es definido por unos pocos, de espaldas a los ciudadanos. En esa línea remarcó: “Hay una creencia no cuestionadora sobre el terrorismo como amenaza militar, pese a que no hay evidencia de que un abordaje de este tipo sea eficaz”.
El alto nivel de autonomía de los organismos de inteligencia en Argentina y en el mundo llevó a que Snowden afirme: “Podés rebautizar una agencia de inteligencia cada año, pero eso no hará que sus prácticas sean diferentes. La única cosa que lo hará es hacerla responsable ante la ley y la forma de asegurarse de eso no es simplemente cambiar su nombre y volver a contratar a ex agentes». La pregunta, tan inquietante como urgente para el futuro de la democracia, es: “¿Quién tiene las riendas del gobierno? ¿Son las agencias de inteligencia, los espías o es la ciudadanía, el pueblo?» «…Si no podemos saber ni siquiera cuanto nos cuestan sus actividades, eso es muy peligroso» «La idea de que no se pueden discutir las políticas de inteligencia porque ello pone en riesgo a la sociedad es una fantasía».