Con la destacada participación de Edward Snowden, periodistas, legisladores, y especialistas de la sociedad civil debatieron, el pasado 14 de noviembre, en la Facultad de Derecho de la UBA, sobre el estado del sistema de inteligencia nacional, en el marco de la jornada “El sistema de inteligencia nacional. Desafíos de la democracia”, organizada por la ICCSI.
La jornada se inició con una charla abierta con Edward Snowden, consultor tecnológico y ex empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), quien en 2013 denunció a estos organismos por las prácticas ilegales de espionaje, seguimiento y vigilancia masiva de millones de personas en todo el mundo. La entrevista fue conducida por el periodista Hugo Alconada Mon, quien además canalizó las preguntas de los asistentes.
La conversación duró más de una hora y media y pasó por temas y preguntas como: ¿Cuál es la situación de los organismos de inteligencia en el mundo? ¿Qué cambió en los últimos años a partir de la incorporación de nuevas tecnologías para el espionaje masivo? ¿Cuáles son los mecanismos de control de los sistemas de inteligencia y qué límites tienen? ¿Cuál es la importancia del control ciudadano? ¿Cómo lograr más transparencia en un sistema caracterizado por el secreto?, ¿Cómo limitar el secreto? ¿Dónde debe estar la frontera entre el interés de proteger la seguridad nacional y la defensa del derecho a la privacidad? ¿Cuál es el límite temporal a la clasificación de información de seguridad? ¿Cuáles son los riesgos de la recolección masiva de datos?, etc.
En ese marco, Snowden destacó que: “En todos los países donde vemos una agencia de inteligencia fuerte y secreta, vemos abusos”… “Ni los tribunales ni los congresos logran poner límites”. De allí la importancia del control ciudadano. El especialista insistió en que «la condición de secreto debe ser una herramienta de último recurso», porque en el “poder del secreto” se amparan los abusos. También hizo hincapié en que el poder de los organismos de inteligencia se expande en el mundo bajo la excusa de la “seguridad nacional”, cuyo interés es definido por unos pocos, de espaldas a los ciudadanos. En esa línea remarcó: “Hay una creencia no cuestionadora sobre el terrorismo como amenaza militar, pese a que no hay evidencia de que un abordaje de este tipo sea eficaz”.
El alto nivel de autonomía de los organismos de inteligencia en Argentina y en el mundo llevó a que Snowden afirme: “Podés rebautizar una agencia de inteligencia cada año, pero eso no hará que sus prácticas sean diferentes. La única cosa que lo hará es hacerla responsable ante la ley y la forma de asegurarse de eso no es simplemente cambiar su nombre y volver a contratar a ex agentes». La pregunta, tan inquietante como urgente para el futuro de la democracia, es: “¿Quién tiene las riendas del gobierno? ¿Son las agencias de inteligencia, los espías o es la ciudadanía, el pueblo?» «…Si no podemos saber ni siquiera cuanto nos cuestan sus actividades, eso es muy peligroso» «La idea de que no se pueden discutir las políticas de inteligencia porque ello pone en riesgo a la sociedad es una fantasía».
La segunda mesa fue integrada por los periodistas Carlos Pagni, Miriam Lewin y Diego Genoud. De sus disertaciones surgieron las reminiscencias del período autoritario en las prácticas y las personas que operan hoy en los organismos de inteligencia del sistema nacional, y la controvertida asociación entre política e inteligencia, como un recurso de poder de los gobiernos de turno. En ese concepto, Diego Genoud afirmó: “Los servicios de inteligencia son parte del sistema, de la trama de poder asociado a la justicia, el periodismo y la política.” Por su lado, Carlos Pagni los caracterizó como “sottogoverno” y Miriam Lewin denunció que mantienen una agenda que muchas veces ni los políticos conocen. Se planteó, también, que el sistema político se mantiene rehén de los organismos de inteligencia por razones que combinan miedo, conveniencia, y usufructo de los servicios –no legales- que ofrecen sus miembros.
El diagnóstico de la situación actual es que los cambios ensayados durante el último año del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner fueron revertidos rápidamente, en un intento de recomposición del status quo, que pone en evidencia que el gobierno actual no quiere prescindir del organismo, ni de las facilidades que ofrece para intervenir sobre la justicia federal. Graficando esa situación, el periodista Carlos Pagni sostuvo que: “El verdadero Ministerio de Justicia en argentina está en la SIDE, y este gobierno mantiene eso.”
Un reclamo de todos los expositores fue el pésimo desempeño de la Comisión Bicameral de Fiscalización del Congreso de la Nación, que nunca controló a estos organismos, ni parece hacerlo ahora. Peor aún, la comisión no demuestra voluntad alguna para transparentar su actividad, nula o encubridora del mal funcionamiento del sistema de inteligencia nacional.
La tercera parte continuó con la presentación del libro “La casa que no cesa”, de Marcelo Saín, también miembro de la ICCSI por el NEGyS-UMET. Un punto de partida para entender el problema es, según el autor, que “la clase política naturalizó que la inteligencia sirve para dar información política». “No tenemos servicios de inteligencia, tenemos servicios de información”, porque no hay capacidad para producir análisis de inteligencia criminal o inteligencia para la defensa y porque el sistema político usa a los organismos de inteligencia para el espionaje político, pese a estar prohibido por ley. «La inteligencia solo tiene que producir conocimiento serio sobre defensa y seguridad para que el presidente decida, pero no debe llevar adelante políticas de seguridad ni políticas de defensa”. A criterio del especialista, el “stiusismo” terminó de destruir el organismo, precarizando la institución y generando negocios paralelos que vaciaron de contenido y capacidad a la ex SI. Por eso, su reconversión es prácticamente imposible.
Finalmente, la jornada cerró con una mesa en la que estuvieron presentes la Diputada Nacional Ana Copes, única legisladora que aceptó la invitación cursada por la ICCSI, y representantes de las organizaciones miembros de la iniciativa: ADC, CELS, VÍA LIBRE e ILSED.
La diputada nacional señaló que es de conocimiento público que los organismos de inteligencia hacen lo que no pueden y no hacen lo que deben. Y manifestó que resulta incomprensible e injustificable que la comisión bicameral no informe siquiera cuántas veces se reúne, entre otra información que debería transparentarse a la sociedad. En su apoyo a la iniciativa también resaltó que “la organización de la desconfianza es la única garantía para lograr mayor transparencia”.
Por parte de las organizaciones, los expositores hicieron un pormenorizado repaso de las principales medidas tomadas durante este año: DNU de transferencia de las escuchas a la CSJN (256/16); decreto de derogación de la nueva reglamentación de la ley de inteligencia aprobada el año pasado (656/16); y procedimiento de designación del director y subdirectora de la Agencia Federal de Inteligencia. Como cierre, también se comentaron los hasta ahora infructuosos intentos de la ICCSI para obtener información pública acerca del funcionamiento de la Comisión Bicameral y cómo su reglamento interno es un mecanismo garante para que la ciudadanía en general no pueda conocer que, con un presupuesto de 14 millones de pesos para el año en curso, no hay un sólo resultado que demuestre que cumple con su misión.